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La formación es la clave para luchar contra la violencia machista

Lucía Mazarrasa Alvear impulsó la formación de los profesionales para luchar contra la violencia machista desde la Escuela Nacional de Sanidad. A su juicio, es fundamental contra la desigualdad de género.

10 abril 2018 / Número 17 4 minutos de lectura

Desde su responsabilidad en la Escuela Nacional de Sanidad, la enfermera Lucía Mazarrasa impulsó la formación de los profesionales sanitarios en materia de igualdad de género y lucha contra la violencia machista. Aunque está jubilada, Lucía sigue trabajando en la defensa de los derechos de las mujeres, como voluntaria del Foro de Política Feminista, en iniciativas como la huelga feminista del último 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.

En relación con la enfermería, Lucía, considera que es importante que “la profesión reivindique una mayor y mejor formación sobre violencia de género, sobre las metodologías que debe utilizar para su identificación, para la atención y, sobre todo, para la prevención y la educación para la salud en los colectivos con los que trabaja, tanto en Atención Primaria como hospitalaria, donde a veces llegan mujeres que van por un determinado tema que detrás tiene el maltrato”.

La crisis como excusa para el recorte

Lucía Mazarrasa considera que la crisis económica ha sido la excusa para que las administraciones públicas eliminaran las formaciones en materia de género, iniciadas en la década de los 90 del siglo pasado. “En la Escuela Nacional de Sanidad promovimos muchos cursos de formación para profesionales sanitarios, en colaboración con el Instituto de la Mujer. Trabajamos la prevención y detección de las mujeres víctimas de violencia e impartimos formación para equipos de Atención Primaria. Posteriormente, este personal replicaba los cursos en sus comunidades autónomas. Hicimos mucha formación de formadores. Explicábamos lo que es en sí la violencia, cómo se genera, toda la epidemiología, del malestar y de los problemas de salud que ocasiona en las mujeres, cómo prevenirla y cómo rehabituar a las víctimas desde los servicios sanitarios. Sin embargo, con la crisis se eliminó todo y desaparecieron iniciativas como el Observatorio de Salud de las Mujeres. Ahora, no se tienen en cuenta las prioridades para la salud de las mujeres. Todo esto tiene un impacto muy negativo, porque es necesaria una formación integral, no simplemente una sensibilización. Esto no es suficiente. Es un tema muy serio, que no se puede abordar solo con sensibilización. Hay que dar a los profesionales métodos y herramientas para su abordaje integral. Esto conlleva tiempo y recursos”.

“Es necesario contar con profesionales sanitarios especializados, capaces de reconocer la violencia machista y ayudar a la mujer a salir adelante”, asegura Lucía Mazarrasa

Para Lucía Mazarrasa, las formaciones deben incidir en la raíz de la desigualdad y la violencia. “Debemos saber cómo se generan las desigualdades, cuáles son y por qué. El patriarcado genera la desigualdad y para mantenerla necesita violencia de todo tipo. A nivel de la familia y de los individuos hombres contra las mujeres. También a nivel institucional, con leyes que promueven la desigualdad, con un sistema judicial sustentado en el patriarcado, que no tiene en cuenta la situación de desigualdad de las mujeres. Por ejemplo, en las peritaciones judiciales las mujeres tienen que demostrar que son víctimas. Se pone la carga de la prueba en las mujeres y no en los hombres maltratadores. Entonces, debemos comprender la violencia desde el punto de vista antropológico y filosófico. Debemos saber que para mantener la desigualdad es necesaria la violencia y la marginación de la mujer, infravalorando cuanto hacemos. Por ejemplo, los cuidados, tanto familiares como institucionales, en los servicios sanitarios. De esto, las enfermeras sabemos mucho. Hemos sido minusvaloradas a lo largo de la historia. Nunca se ha tenido en cuenta nuestra autonomía, ni siquiera a la enfermería como profesión hasta muy recientemente, desechando nuestro conocimiento científico. Y en los cuidados en el ámbito familiar, realizados por mujeres, con un tremendo coste en su salud, generando malestar y enfermedad. Todo ese capital de cuidados no se tiene en cuenta y se cree que es gratuito. Incluso, lo más grave, es que desde los servicios sanitarios pedimos a las mujeres que cuiden más y mejor. Esto hay que revertirlo y trabajar para prevenir estos malestares”.

La formación como herramienta

La formación de las enfermeras es la herramienta para cambiar la situación, a juicio de Lucía Mazarrasa. “Debe ser una formación en profundidad, que no se hace en 15 ni 20 horas. Esto no se ha trabajado en los  currículos de Enfermería, solo de manera marginal en algunas asignaturas optativas. Cuando los profesionales se encuentran con casos de violencia, no tienen herramientas para atenderlas, para saber cuándo y cómo hay que derivarlas, para respetar sus decisiones y hacer un seguimiento. Igual que vemos a un enfermo crónico y realizamos un seguimiento de su caso, debemos hacerlo con las mujeres que sufren violencia y malos tratos. Creemos que vamos a resolver el problema diciéndoles que se separen, pero esto no es así. Hay que ayudarlas con mucha paciencia, porque es un proceso muy largo y doloroso, que tiene que estar bien coordinado, con servicios especializados, que desde luego hoy en día no hay en la sanidad pública. Son recursos con los que tendrían que contar los ayuntamientos y servicios sociales, para los que desgraciadamente no hay personal suficiente ni adecuado. Otro aspecto importante es la educación y promoción de la salud. Hacemos poco en Atención Primaria. Debemos incluir estos temas para que las mujeres entiendan cómo se genera una masculinidad que es supremacista y una feminidad de sometimiento y sumisión. Esto hay que modificarlo y solo estamos trabajando muy superficialmente”.

En definitiva, la prevención es la clave de todo. “Al margen de la agresión física, lo que más duele a las mujeres es la humillación a la que se sienten sometidas, el ninguneo, la subvaloración que hace de ellas la pareja. Muchas de ellas no tienen la autonomía y autoestima necesarias para romper con esa situación. Esto es lo que tienen que entender los profesionales. Necesitan mucha ayuda, tiempo, respeto a su proceso de reconocimiento. Para ello, necesitan a profesionales especializados. Cualquiera no puede hacerlo”. Las enfermeras pueden ser los profesionales capaces de realizar esta función desde sus ámbitos de Atención Primaria y Especializada.

Lee el reportaje completo en la revista Enfermería en Desarrollo

La entrevista a Lucía Mazarrasa forma parte de un monográfico sobre igualdad de género y violencia machista, publicado en el nº 17 de la revista Enfermería en Desarrollo, correspondiente a los meses de marzo a mayo de 2018. 

 

Etiquetas: atencion primaria,formacion enfermera,violencia de genero,atencion especializada